jueves, 17 de diciembre de 2009

Crónicas de algún envenenado venenoso nibula abula la mandíbula

Con la dosis perfecta soltó su veneno.
suave, increiblemente suave, lenta, pero lo sotó.
sacó sus dientes.
controló el impulso de atacar su cuello de hacerlo pedazos en el instante, pero, fue más lenta, fría, como la oscuridad que ataca las pupilas de a poco solo para dejarnos ciegos.
lo enrolló, y justo después de aquello; sacó su veneno.
Pero, aún no se si cumplió su cometido.
me siento mareado, confundido, solo escribiendo.
como siempre solo escribiendo.

3 comentarios:

Simón Domínguez dijo...

la serpiente que como siempre maneja su veneno con mistica increiblemente precisa....como en un rito, solo en el instante de atacar sus colmillos son felices...

aiya!
eterna vida a las serpientes, que en ellas esta el futuro del caos!

Salomé Andrade dijo...

veamos que pasa!!! estoy en caos solita jajaa!!!

KAOS dijo...

Envenenar, despacito, kon la sombra de un arbol komo guarida, saborando la espera y el fin.