La parábola del filósofo.

En la antiguedad, un sabio, muy sabio filósofo al que casi nunca le daba gripe, flu, en fin ninguna de esas enfermedades en donde la mucosidad, los estornudos, lagrimeos de ojos, y dolor de cuerpo siempre estan presentes, un día y filosofando con sus alumnos, todos aquellos bastante sabios, y manejandose en conversatorios que no sirven en la práctica para nada, pero llenan mucho el corazón claro está, hablaban bastamente de los aconteceres del corazón, hablaban de los sentimientos, casi todos tenían gripe esas dos semanas, caían uno a uno, pero al gran filósofo no lograba abatirlo. Sin embargo claro, temía de dicha pandemia.
dos semanas de extensas charlas que hablaban de los nobles e innobles sentimientos que atacan el corazón del ser humano, hombres y mujeres hablaban de ellos, entre estornudos, sonaderas de narices, y lagrimeos repentinos.
Una bacteria de ellas atacó al gran filósofo, al maestro, y de pronto... GRIPE...
Como claro está, a una persona que jamás le ataca la gripe, en el momento en que recae su cuerpo ante ella, es una gran tragedia.
El sabio decía "de los sentimientos complejos de definir, el amor es.... el amor es... ACHUUUUUUUUUUU".
De pronto su memoria fue borrada por la fuerza del estornudo, fue eliminada, la definición de amor se quedó en ACHU! rayos, esa charla fue frustrada por un virus simple e imberosímil como la gripal.
desde entonces sus alumos quedaron bastante vacíos, sin la definición más importante de sí mismos, por su juventud, por su amor a la vida, por algo que sabían que tenían, pero que no sabían cómo estaban dadas.
Y así de incompletos quedamos todos...
-ACHUUUUUUUUU!-
-SALUD-
-GRACIAS-