Miry

Mezclada, mirando en silencio a todos a su alrededor, con el cabello rizado, lentes de plástico y una gran sonrisa, estaba Miry, una muñeca de cien que se vendía en la tienda de don angelito, niña tras niña la miraba y jugaba un poco con ella, pero nadie la compraba, toda esa indignación viendo como sus compañeras eran compradas se cargaba cada día que pasaba y se fusionaba con ira y tristeza de su soledad acompañada conociendo amigos que a su lado no duraban ni una semana, enamorándose de títeres o muñecos de trapo que enseguida alguien se los llevaba, pasaron los días y la muñeca se hacia más y más vieja, triste y amargada.
Una noche se le acercó un oso de peluche y le preguntó ¿por qué nadie te compra?, con su mirada triste ella le responde: no sé, nadie me quiere supongo, tampoco tengo amigos y mis amigas siempre son compradas así que es como si no tuviera, el oso sonríe, le toma de la mano diciendo: si tu quieres yo puedo ser tu amigo ¿Como te llamas?, Soy Miry, pero te van a comprar, tu eres el oso más bonito que han traído mírate, y yo estoy vieja y polvorienta, no quiero que estés a mi lado, ya lárgate, con una sonrisa mucho más grande y soltándole la mano de a poco el oso le dice: no me quieres no, ¡¡no!! ya lárgate, le responde Miry, por eso te quiero, dice en su mente el oso, mientras se iba.
Al siguiente día el oso vuelve donde Miry, ella lo ignora y lo desprecia, mientras el oso más trataba de hablar con ella, de acercársele, una mañana una niña muy caprichosa se acercó al oso, lo miró y se enamoró de él, lo metió en su carrito y se lo empezó a llevar, al ver que iba a ser comprado el oso disimuladamente se lanzó a lado de Miry, para que la niña la vea, la niña la tomó y la miró por un momento y dijo: que muñeca más fea, en eso el oso que estaba justo a lado de Miry la tomo de un bucle y no la soltó, la niña se quiso llevar al oso de nuevo y vio que estaba pegado a Miry, trató de separarlos pero no pudo, hasta que llegó una anciana que limpiaba el lugar y le dijo a la niña: ese oso no te quiere, yo he visto muchas cosas raras aquí, conozco a todos mis hijitos y ese oso no va a estar contigo sino te llevas a esa muñeca también, mientras miraba al oso con una extraña sonrisa, yo no quiero esa muñeca y ese oso va ha ser mío, dijo la niña mientras se alejaba de los peluches, la anciana también siguió su camino, ¿por qué hiciste eso? Le dijo Miry, por ti, le respondió el oso, estas loco ya te iban a comprar, tonto, reclamaba Miry llena de envidia, ódiame para adorarte le grito el oso, mientras se alejaba de ella, la niña todos los días iba a la tienda en busca del oso y él se aferraba a cualquier cosa no solo a Miry para que no se lo lleven, y le recordaba a Miry que lo hacia por ella, un día de tantos en aquella guerra, el oso se dio cuenta que tenía un sierre a su costado, lo abrió y miró su interior, cada pedazo de algodón que se sacaba reflejaba lo que sentía por Miry, no era amor, era egoísmo, era capricho, era la idea que no aceptaba, de no ser querido por alguien, indignado consigo mismo se sacó un gran pedazo y formó un perrito de algodón, al siguiente día de nuevo se acercó a Miry pero ya no era el mismo, había pensado sobre todo el algodón que se sacó, le regalo un perrito hecho de sus entrañas, toma ponle un nombre, le dijo el oso, Boby respondió Miry mirándolo a los ojos, ¿por qué no me quieres? le preguntó el oso, si te quiero ese es el problema le dijo Miry.
En la noche la anciana se acercó a limpiar a los peluches y miró a Miry, se fijo en que la muñeca había perdido su belleza con el paso del tiempo, solo necesitas que te quite el polvo, le dijo la anciana y se la llevo donde vivía sin que la vea el dueño, una semana pasó el oso Paco buscando a Miry, todos los días caminaba por toda la tienda buscándola, de la pena que sentía por las noches se sacaba más algodón de su interior y lo dejaba botado por cualquier lugar, cansado de buscar desanimado volvió al mismo lugar donde se exhibía Miry, se sentó alado de Miry pero por los arreglos de la anciana la muñeca estaba irreconocible, igual que el oso por tanto algodón que se había sacado, se miraron, hasta que llego la niña caprichosa en busca del oso, miro a los dos y se llevo la muñeca.